El Positivismo y el Emprender

[vc_row][vc_column][vc_custom_heading source=»post_title» use_theme_fonts=»yes»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»19025″ img_size=»full»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Cuántas veces te has encontrado, conversado con amigos en la hora del café sobre esa idea que te da vueltas y piensas, yo podría lograrlo, “si solo fuera un poco emprendedor”.

La verdad es que con el solo hecho de pensar así, estas logrando todo lo contrario.
No importa cuál sea la definición de emprendedor que utilicemos, lo cierto es que socialmente el término se ha idealizado, llevándolo a poseer todas las cualidades deseables en una persona. Por ejemplo, a quien no le gustaría ser: innovador, aventurero, arriesgado, un líder?

Emprendedor: Joven profesional, con un desmesurado apetito por el riesgo, un vendedor nato, dotado una personalidad persuasiva y magnética.

Lo cierto es que en nuestra sociedad poseer cualquiera de esta características, nos hace merecedor del título de exitoso, pero que hay de realidad en todo eso?, los emprendedores son tan diferentes de nosotros mismos, nacen con ese “algo” que los hace merecedores de tanta admiración? — la respuesta es simplemente, no.

Lo que sabemos, es que cuando hablamos de “espíritu emprendedor”, a menudo nos referimos a ese último peldaño del desarrollo personal y profesional que anhelamos. La realidad, es que los atributos que consideramos positivos y que solemos creer que nos otorgaran fácilmente una buena vida, son más bien, herramientas que podemos cultivar.

Si dijéramos, por ejemplo: el primer paso para ser emprendedores es tener una visión positiva de la vida; quizás algunos puedan no estar de acuerdo, pero lo cierto es que muchos expertos han encontrado similitudes, entre lo que llamamos emprendedor y ciertos conceptos propios de la sicología positiva, como son la auto-competencia, el optimismo, el compromiso y la capacidad de sobreponerse a la adversidad.

Cuando alguien inicia un emprendimiento, se mueve principalmente impulsado por la pasión y la energía de saber que lo que está haciendo es fruto de su propia creatividad e innovación, motivaciones que logran generar en sí mismas, el que podamos aventurarnos a correr riesgos. No importa de qué tipo de iniciativa se trate, lo importante es que al ser fruto de su trabajo, encontrara fácilmente la satisfacción de hacer y participar de una manera positiva.

No queremos decir que solo las “personas felices” pueden ser emprendedoras, más bien, nos referimos a personas que motivadas por el descontento en el trabajo, al enfrentar un problema diario o bien, solo por el deseo de no resignarse a vivir automáticamente la senda de la educación-trabajo-jubilación, han optado por enfrentar este desafío de una forma pro-activa y positiva.

Como hemos dicho, se trata de sentir que lo que hacemos importa, que tiene un sentido y por sobre todo, creer en nuestra propia capacidad de conseguir las cosas que deseamos. En otras palabras, toma el control de lo que puedas y haz la diferencia, eso es una característica de la gente feliz.

En el momento que logramos ver las cosas bajo ese prisma, nos encontraremos más optimistas y esperanzados, dispuestos probar cosas nuevas… y eso, es el primer paso que te ayudará a ser un emprendedor[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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