Softbank y el freno en su fondo de startups

[vc_row][vc_column][vc_custom_heading source=»post_title» use_theme_fonts=»yes»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»19029″ img_size=»full»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Softbank echa el freno. Dos años y medio después de generar uno de los mayores terremotos inversores en el sector tecnológico, el gigante japonés ha virado en sus planes con el ‘megafondo’ para respaldar startups. No sólo ha dejado en suspenso inversiones que ya tenía comprometidas en un puñado de compañías, especialmente estadounidenses, sino que ha sacudido a muchas invertidas con la exigencia de ajustes para cambiar la estrategia del crecimiento a toda costa. La consecuencia: miles de despidos en compañías como WeWork o la asiática Oyo.

Fue en 2017 cuando Masayoshi Son, CEO y fundador de Softbank, logró cerrar, con el respaldo principal de inversores saudíes y en menor medida de gigantes tecnológicos como Apple o Qualcomm, un gigantesco fondo de inversión Vision Fund de casi 100.000 millones de dólares para invertir en grandes compañías ‘tech’. Una cantidad inaudita. En apenas dos años y medio, ha desembolsado más de un 80% del dinero con una estrategia muy agresiva que ha marcado el devenir del sector. Una estrategia que se basa en invertir ingentes cantidades de dinero en uno o dos competidores de un segmento para convertirlos -casi por fuerza bruta- en ganadores. No sólo por el mayor capital para crecer, sino también por el temor que despierta en el resto de jugadores. «Nadie quiere pelear con un loco», dijo a Bloomberg en 2018. Ganadores que dispararían su valoración y le permitiría ingresar grandes plusvalías. Eso, al menos, sobre el papel.

De esa manera puso sobre la mesa casi 11.000 millones de dólares en WeWork; 7.700 millones en Uber o 375 millones en el creador de un robot para fabricar pizzas Zume. En no pocos casos, las compañías recibían más dinero del que necesitaban, lo que disparó sus gastos hasta el límite, con cientos (o miles) de contrataciones de trabajadores y millones de euros gastados en marketing y promoción para tratar de hacer crecer sus respectivos negocios. Todo iba sobre ruedas, hasta que llegaron los primeros problemas. Los dos grandes escollos que cambiaron las reglas del juego: WeWork y Uber.

En el caso del gigante del transporte, su salida a bolsa supuso un duro ajuste de la valoración para la compañía (y también para su fondo, que llegó a invertir un año antes a una valoración de más de 70.000 millones de dólares). Hoy sigue ‘bajo el agua’ pese a la ligera recuperación de las acciones que ha vivido la firma en las últimas semanas. Tiene pérdidas latentes millonarias. ¿Y WeWork? La frustrada salida a bolsa y la necesidad de acudir al rescate del gigante del coworking -tras una agresiva estrategia de crecimiento y fuertes gastos vinculados al alquiler de edificios para oficinas y ante la falta de dinero en caja- supusieron un auténtico mazazo para el fondo. De 47.000 millones de valoración a apenas 8.000.

Dos de sus apuestas más agresivas no habían surtido efecto. Las alarmas saltaron en una gestora del fondo poblada por exbanqueros de Wall Street con formas muy agresivas. Bloomberg señalaba en un reportaje reciente la forma de actuar de uno de ellos que podía resumir bien la estrategia seguida durante un tiempo: presionó a una de las cofundadoras de una de sus invertidas para invertir en unos almacenes y gastar más para luego empujarla a renunciar y retener un segundo tramo de los fondos comprometidos cuando las cifras de ventas decepcionaron.

Tras esa alarma llegaron las primeras medidas. Primero, WeWork sacó la tijera y anunciaron el pasado mes de noviembre un total de 2.400 despidos. No fue la única, ni mucho menos. Hay otros ejemplos de salidas que se han conocido en las dos últimas semanas. Rappi, rival directo de Glovo en Latinoamérica, unos 300; Zume Pizza, 150 despidos; la plataforma de car sharing Getaround, 150; la plataforma de venta de vehículos online Fair.com, 200; y la herramienta para reservar hoteles Oyo, 2.000. Todos ellos apuntan a la necesidad de ajustar los costes para tratar de acercar la rentabilidad en sus cuentas de resultados.

Esa no ha sido la única medida tomada por Softbank Vision Fund. Hay que sumar los pasos atrás dados en inversiones que ya estaban comprometidas (con ‘term sheets’ firmados) en diferentes compañías en las últimas semanas, lo que da una idea del giro más conservador del megafondo. El medio Axios desveló esta semana que ha sucedido en un puñado de compañías como Honor (cuidado de mayores), donde tenía previsto inyectar otros 50 millones de dólares y finalmente lo frenó, o Seismic (software de ventas para empresas) o Creator. ¿Y en Glovo? Mantuvo conversaciones con el CEO, Óscar Pierre, aunque finalmente quien lideró la ronda de 150 millones de euros fue Mubadala, que es accionista del vehículo de Softbank (puso sobre la mesa 15.000 de los 100.000 millones de dólares).

Hay algo que ha influido también en este cambio de rumbo de los nipones: la negociación para levantar su segundo fondo Vision Fund II. Ante las dificultades para lograr compromisos de inversión con accionistas del primero y otros nuevos (ha reunido algo menos de 40.000 millones pero procedentes fundamentalmente de la propia Softbank), la gestora ha decidido adoptar un perfil más conservador en sus inversiones. Y, sobre todo, orientar la gestión de las invertidas hacia los beneficios y no tanto al crecimiento agresivo en cada uno de los mercados.

¿Es este el comienzo de un enfriamiento del sector? Muchos expertos llevan años hablando sobre posibles ajustes de valoración y de inversiones en el sector, algo que ha sucedido de manera menos agresiva. Sin embargo, varios inversores de capital riesgo españoles consultados por La Información confirman que ha habido un cambio entre los gestores de fondos internacionales en los últimos meses, reclamando al menos una mayor visibilidad de la rentabilidad para invertir. Sea como sea, la realidad es que Softbank sacudió el mercado inundando de dólares el mercado y lo ha vuelto a hacer con un cambio de guión que amenaza con cambiar las reglas del juego.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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