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La Iniciativa para la Economía Circular inicia una nueva ronda de su programa de apoyo con jóvenes empresas de todo el mundo: provienen de Egipto, Chile, India y varios países europeos; son los 15 startups seleccionados por la Fundación Circular Valley para la próxima ronda. A partir de abril, durante tres meses, desarrollarán aún más sus modelos de negocio en la región del Rin y el Ruhr.
Con esta ronda de financiamiento, Circular Valley supera la marca de 100 startups apoyadas. La iniciativa del mismo nombre fue fundada en 2021 con el objetivo de crear un Silicon Valley de la economía circular en el corazón de Alemania y Europa. Para ello, se reúnen grandes empresas y medianas empresas, se comparte conocimiento con la política y la investigación, y se apoyan startups de todo el mundo.
Los fundadores trabajarán durante el programa con expertos de alto nivel, visitarán empresas y se conectarán con la industria local. El punto culminante será el DemoDay el 28 de mayo en Wuppertal, donde las startups presentarán sus ideas ante un gran público.
Los puntos clave de la nueva ronda son:
Orquestación de la cadena de valor: Las startups ayudan a las empresas a obtener una visión general de las cadenas de valor, conectando a los actores individuales y llevándolos a un nivel superior al empresarial individual. Desarrollan programas que permiten a las empresas saber qué contienen los productos, dónde se encuentran o cómo pueden obtenerlos. Startups: Agrona (Egipto), Circulix (Berlín), CL Circular (España), ContainerGrid (Múnich), VCG.AI (Stuttgart)
Materias primas alternativas y bioeconomía: Aquí se buscan materias primas alternativas que reemplacen los materiales obtenidos de la geosfera. Esto incluye tanto ideas de bioeconomía como «materias primas» generadas a través del reciclaje. Se presta especial atención a los materiales infrautilizados o subutilizados. Startups: CarbonCraft (India), Circular Structures (Bremen), Flower Matter (Berlín), Upcyde (Dinamarca)
Nuevas técnicas para el reciclaje químico: Cuando los productos están compuestos de materiales puros, el reciclaje mecánico suele ser la mejor manera de cerrar el ciclo de los recursos. Sin embargo, cuando muchos materiales diferentes están mezclados entre sí, los productos suelen ser quemados hoy en día.
El reciclaje químico es una alternativa, pero aún requiere avances para lograr un mejor balance ecológico. Cuatro startups tienen conceptos al respecto y, dada la industria química en Renania del Norte-Westfalia, tienen una gran oportunidad. Startups: Radical Dot (Múnich), Sustanix Materialtech (Países Bajos), T-phite (Chile), Blue Plasmapower (España).
Sobre T-Phite, es una startup chilena, ha encontrado una forma de reutilizar aquellos neumáticos que acaban en el vertedero, y convertirlos en baterías.
T-Phite, ha propuesto una solución: transformar los neumáticos viejos en un material reutilizable para producir baterías más sostenibles y duraderas.
La técnica que utiliza la startup T-Phite se denomina pirólisis. Se trata de un proceso que descompone los neumáticos a temperaturas extremas, separando los diferentes componentes utilizables de aquellos que no lo son. De esta manera, el resultado son tres subproductos: aceite de pirólisis, acero y negro de humo (también conocido como hollín).
Este último es el elemento clave de las baterías de T-Phite. Es rico en grafito, esencial para la conducción eléctrica, además de que ofrece una alternativa sostenible para la producción de baterías de los VE.
Las baterías producidas por la startup chilena pueden ser tanto de litio como de sodio, aunque es cierto que la tendencia suele ser este segundo elemento, teniendo en cuenta que se considera como el futuro de la energía para los eléctricos.
El enfoque de la empresa se basa en principios de economía circular, y ofrece una solución que, a priori, parece práctica ante el problema de la acumulación de residuos de neumáticos, lo cual también supone una amenaza directa para el medio ambiente.
La nueva empresa no sólo aborda el desafío de reciclaje de neumáticos, sino que también ayudará a reducir el impacto ambiental que genera la producción de baterías para los vehículos eléctricos, tal y como mencionamos.
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